LA MUERTE DE LOS AMANTES
Poseeremos lechos colmados de aromas
y, como sepulcros, divanes hondísimos
e insólitas flores sobre las consolas
que estallaron, nuestras, en cielos más
cálidos.
Avivando al límite postreros ardores
serán dos antorchas ambos corazones
que, indistintas luces, se reflejarán
en nuestras dos almas un día gemelas.
Y, en fin, una tarde rosa y azul místico
intercambiaremos un solo relámpago
igual a un sollozo grávido de adioses.
Y, más tarde, un Ángel entreabriendo
puertas
vendrá a reanimar, fiel y jubiloso,
los turbios espejos y las muertas llamas.
Charles Baudelaire
Este poema hace alusión a que el "amor" sensual muere irremediablemente, a que los cuerpos, desesperados ante la extinción de su deseo vehemente, buscarán reanimar sus llamas, pero en algún momento tendrán que aceptar que "ese amor murió". También dice que esa pasión se reanudará en los espejos, que son los amantes que están por venir. Así pues, el amor para Baudelaire, es solo un gesto que se repite incesantemente en todas las parejas; es solo un efecto temporal de la vida que carece de realidad en las identidades de los personajes que lo experimentan.
Por supuesto, debe comprenderse que Baudelaire está herido por el ambiente precursor del existencialismo; alejado de la concepción del amor divino que presta identidad a los amantes, personaliza su relación y permite concebir el amor espiritual, eterno y sagrado.
Oralia Meléndez
Oralia Meléndez
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