IDEARIO SOBRE EL
AMOR:
CONSIDERACIONES FINALES SOBRE EL AMOR EN ATENCIÓN A LOS EJES TEMÁTICOS
ESTUDIADOS EN EL ANÁLISIS DEL CUENTO AMOR
CONDUSSE NOI, EL CUENTO AMELIA Y EL
PROBLEMA REAL DE LAS MUJERES QUE REGRESAN CON LOS HOMBRES QUE LAS MALTRATAN
Profa. Guadalupe Oralia
Meléndez Rodríguez, alumnos de los grupos 403, 405, 406, 407, 412 y 419, autores
leídos y personas que dialogaron con nosotros en este arduo esfuerzo académico.
17 de diciembre de 2018
José de la
Colina y Juan García Ponce, en sus cuentos Amor condusse noi y Amelia, respectivamente, hicieron palpitar una idea que quizás no vislumbraron como tal: el fracaso de la filosofía existencialista. De los cuentos parece desprenderse un reclamo por la vida atenida a la carne; surge
de ambos una pregunta: ¿en dónde está el dichoso súperhombre? Y surge de ellos un
grito: el hombre que ignora su vida espiritual no solo pierde el sentido de la existencia, pierde también la voluntad de entregarse al respeto a la ley y de
vigilar que sus actos sean humanos, pierde su piedad y, con ello, su capacidad
de sobrellevar en orden una vida social, porque el hombre al que no le importan
los sentimientos ni la vida del otro, el hombre que no tiene piedad es una
fiera.
Oralia Meléndez
DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL AMOR ROMÁNTICO Y LA BIOQUÍMICA
DEL AMOR
El documentar el eje temático del
amor romántico y la bioquímica del amor pudimos establecer una explicación
plausible a tres preguntas semejantes: ¿Por qué se fue la niña del cuento con
su profesor a realizar ese furtivo encuentro sexual?, ¿qué buscaba Amelia de
aquel matrimonio fallido?, y, por supuesto, nos aproxima a encontrar una respuesta
plausible a la pregunta que dio origen a la estrategia transversal que nos
ocupa: ¿por qué regresan las mujeres con los hombres que los maltratan, después
de haber sido atendidas y empoderadas por los Centros de Justicia?
La razón que encontramos en este
aspecto radica en la presencia de las emociones y la manera como las manejan
las mujeres y las personas que las rodean. Las emociones influyen en cada acto
que realizamos, por medio de ellas tomamos decisiones y puede que, incluso, lleguen
a nublar nuestro juicio. Debido a algunas emociones nos podemos ver consumidos
por el deseo y el placer que causa el
simple hecho de imaginar e idealizar lo que sería si pudiéramos pasar esas
fantasías con la persona que anhelamos, aún sin tener la menor experiencia en
ello; lo que responde a esos estímulos es la parte de nuestro cerebro que se
llama reptiliano, debido a que es un instinto al cual nos vemos encadenados, y
la única forma de satisfacerlo es llevando a cabo el deseo que lo apremia, sin
considerar las restricciones o fundamentos que podemos tener en contra de esa
acción, sino hasta después de tomar conciencia sobre lo que hemos hecho. Fue
justamente eso lo que les sucedió a la niña y al profesor, se vieron
transportados por una voluntad instintiva, que posteriormente tomó una carga
sobre ellos, y la única solución cercana que vio la muchacha, al haber
traicionado sus creencias y aprendizajes previos, fue la muerte. En el caso de
Amelia, ella nunca pudo encontrar cómo
ordenar sus emociones, pues Jorge la ignoraba y, sin hablar, es muy difícil
identificar qué ocurre y defendernos. Amelia no pudo lograrlo y sus emociones
la consumieron. Las mujeres que regresan con los hombres que las maltratan
también lo hacen, en muchos casos, por diversas emociones, como evitar el
desamparo de sus hijos o ir en busca de una fantasía que les conviene creer
para calmar su problema por falta de amor: creer que su pareja cambiará y
respetará el amor que los une. Nada más lejos de la verdad. En los tres casos,
el manejo de las emociones resulta ser el punto clave del problema de esas
mujeres, es por ello que es de suma importancia establecer un dominio sobre
nuestro instinto reptiliano, tener una inteligencia emocional en cada acción
que llevemos a cabo, y, por supuesto, ser razonables con nosotros mismos, ser
conscientes de que cada acción que llevemos a cabo tendrá una consecuencia.
Aprender a amar no es nada
sencillo, conocer el proceso del enamoramiento no es suficiente, ya que es algo
espontáneo, que no se espera ni se prevé, es por ello que las necesidades e
inclinaciones sexuales naturales, asimismo las que vienen de un desarrollo
ideológico o biológico sano no se pueden evitar, por lo tanto, se tiene que educar para satisfacerlas en un
trato social armónico, santo y respetuoso. Además, el Estado puede prestar
solución a los problemas de este tipo al brindar espacios para que, tanto los
jóvenes entre sus pares, como los adultos entre los suyos, puedan relacionarse
y encontrar pareja en una forma sana que permita dar salida a los conflictos
emocionales de las personas, atendiendo la movilidad y el dinamismo afectivo en la
sociedad. La gente feliz presta menos atención a las presiones de cualquier
tipo y se mueve para encontrar salidas óptimas, con lo cual también se
disminuiría el problema de seguridad en las calles: pues, nadie, si tienes a
quién amar y quién lo ame, preferirá buscar a quién agredir.
DESDE EL PUNTO DE VISTA RELIGIOSO
Respecto a lo que nos dice la
religión sobre los conflictos de que tratan los cuentos y sobre el problema de
las mujeres que nos ocupa se llegó a la siguiente conclusión: El cuento Amor condusse noi habla sobre
la falta de educación sexual en los años setentas en México o, más bien, de una
educación que no solo hablara del acto sexual como un pecado. Faltaba un
balance entre lo biológico, lo analítico y lo religioso. También toma en cuenta
que es la época en donde apenas se está teniendo una liberación sexual en la
sociedad y que la religión todavía no aprueba esa liberación, ya que significa
un riesgo por cuanto puede suponer problemas para la salud de la vida sexual
social. En el cuento se habla, cuando el periodista está narrando su versión de
los hechos, sobre la educación estrictamente religiosa moralista que tuvo la
muchacha desde muy temprana edad, por lo que para ella, era un pecado tan
siquiera pensar en acciones que la llevaran a realizar el sexo libre. Gracias a
esa educación rígida e incompleta, en la que reinaba la falta de comunicación
real, cuando concreta su acto sexual con el maestro, empieza a sentir la culpa
por ir en contra de lo que se le había enseñado que era lo correcto; (sin mencionar que, su culpa era
tanta, que llegaba al autocastigo para así tener un control sobre sus instintos),
hasta que ganó esa parte de ella, la tentación por satisfacer la necesidad y la
curiosidad que le representaba su propia naturaleza, lo cual la llevó a cometer
el error que con tanto miedo evitaba. Cuando, después del furor de su acto
biológico, regresó la parte lógica y moral de ella misma, fue tanta la culpa y
el miedo de estar fuera de la aprobación divina (sin estarlo realmente, porque
Dios llama al resarcimiento de los errores) y tanta la confusión por estar
fuera de lo que esperaban las monjas y sus padres de ella, que decidió ponerse
el autocastigo máximo: la muerte.
Amelia también se ve afectada por
un aspecto religioso, y, curiosamente, el problema es el mismo: la ausencia de Dios
en la educación espiritual de la gente. Es otro tipo de conflicto, la falta de
aceptación de una vida espiritual nutrida con ideas sagradas. Aunque Jorge habla de que se casan, en
realidad no le importa la enseñanza espiritual ni cómo pudiera influir en su
relación de amor, pues jamás menciona la palabra Dios. Se puede concluir que
para él no existe. A Amelia tampoco le pasa por la cabeza buscar en Dios una
solución a su tristeza, porque Jorge no lo menciona nunca. Parece como si para
los jóvenes de ese momento histórico no significaran nada los preceptos de vida
provenientes de un ser divino, de una religión o de Jesús, que sería lo
esperado por vivir en México. Pero es lógico cuando entendemos que el discurso
que sostiene la actitud de Jorge, como representante de un sector de la
juventud de entonces, va en contra de todo
lo establecido por la sociedad. Amelia no está en contra de nada, pero la
ausencia de Dios en ella acusa la falta de una enseñanza espiritual que
fortalezca la defensa de su autoestima y nutra su inteligencia con ideas y
enseñanzas de Jesús (o cualquier religión) sobre las virtudes del espíritu, si
ella hubiera contado con enseñanzas espirituales habría sabido lo que realmente
es el amor desde el punto de vista religioso: el poner la PALABRA sagrada que
entraña sabiduría por encima del amor a un hombre cuando este se comporta mal;
el poner por encima de cualquier amor conflictivo el amor a uno mismo; el
respeto a la dignidad propia y la no aceptación de ninguna persona que desee
dañar nuestra integridad. Si Amelia hubiera tenido fe y enseñanza espiritual,
habría buscado otra opción, aunque es verdad que se sintió encerrada por la
situación social, otro aspecto terrible que hubo de enfrentar.
Y, en el caso de las mujeres que
regresan con los esposos que las maltratan en la vida real, la situación es
exactamente la misma que la de Amelia. Si las mujeres atendieran su salud
espiritual en observancia de las enseñanzas divinas, no aceptarían un trato
indigno desde el primer momento; aunque eso es difícil, porque el problema
social las hunde. Además, cuando acuden a una Iglesia, normalmente los
sacerdotes no encuentran otra salida para ayudarlas que recomendarles obediencia
a su esposo, que le prodiguen paciencia y un trato amoroso, con lo cual, muchas
veces se agrava la situación, pues al mostrarse sumisas los molestan (como
Amelia) y ellos empiezan a abusar peor. En realidad, para la Iglesia es difícil
atender esos casos con efectividad, pues, por ley, los sacerdotes no pueden
intervenir directamente en los problemas familiares de las mujeres maltratadas,
por ello, la religión les ayuda a enfrentar la salida únicamente cuando tienen
bien comprendida la enseñanza más importante: que el amor a Dios empieza por el amor a uno mismo.
DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIAL
El aspecto social es
increíblemente fuerte en el problema que nos ocupa, pues en los tres casos es
decisivo para que las mujeres tomen las decisiones equivocadas y se hagan daño
a sí mismas, permitiendo, también, que las dañen los hombres que deberían
amarlas.
En el caso de la niña en Amor condusse noi, definitivamente, los
amantes del cuento actúan al margen de lo que está considerado ético o
virtuoso, según el concepto de valor que aporta Aristóteles. Es una suerte de
hedonismo lo que los lleva a realizar esa acción, porque ambos quieren
satisfacer su deseo sexual, puesto que el amor, aunque no se puede decir que
esté del todo ausente, no es el que rige sus actos, ya que el verdadero amor
los hubiera conducido al respeto de las normas establecidas. No obstante, ellos
quieren realizar su acto a costa de lo que sea y es en ese momento que sus
actos dejan de ser responsables. En el caso de los amantes, los problemas más
comunes a los que se enfrentan, hablando desde el punto de vista social, es el
prejuicio, la presión social que se ejerce sobre ellos y el trato que se les
da. Lo más común, cuando hay problemas de imposibilidad en el amor por
oposiciones de la ley social es la separación de los amantes. Al no poder
seguir con su amorío, algo común es que algunos se depriman o se sientan mal y,
a veces, lleguen a sucesos desagradables, como las malas decisiones de vida o,
incluso, el suicidio. Los periodistas están en medio del fuego cruzado entre
los que aceptan a los amantes y los que piensan que es una aberración, ellos
son los que realmente pueden juzgar, ya que ven de cerca las circunstancias de
los hechos que publican y saben las causas de casi todo lo que la gente hace.
Ellos son los verdugos del cuento, pues se ven en la necesidad de vender una
noticia, muchas veces exagerando para llamar la atención, pero tratando de no
faltar a la verdad y al respeto de los protagonistas del suceso. Ellos, a
través de su liderazgo para guiar la opinión pública, muchas veces sin querer,
ayudan a crear los estereotipos, los prejuicios, a ellos les toca poner sobre
la mesa de reflexiones la conducta de todos. En el caso de las monjas, ellas
solo creen que el acto de los amantes es un pecado, ya que en la Iglesia se
piensa que no es correcto el acto sexual fuera del matrimonio y que no debe de
hacerse cuando contradiga las leyes sociales o las leyes de Dios. En fin, como
puede apreciarse en el cuento, se debe trabajar en la construcción de la idea
del amor para evitar distintos problemas sociales, como la traición, la difamación, los prejuicios, las
actitudes antisociales, la sociopatía y, en éste caso, la proliferación de
relaciones que surgen de una concepción errónea del amor, estereotipos y
presiones sociales. Profanar el amor es sencillo, lo que es difícil es entender
lo que realmente significa y aprender a respetarlo para vivir mejor.
En el caso de Amelia la situación
es también muy engorrosa, pues la falta de liberación sexual y los principios
tan estrictos sobre lo que se considera “bueno para la mujer” en esa sociedad
castigadora, no le permiten encontrar apoyos externos para poder liberarse de
esa relación perjudicial. Ella busca su salvación regresando con sus padres,
pero, por las normas sociales establecidas, ellos la regresan con ese hombre
que llamaban su “esposo”, sin escucharla. Al final, al no tener a quién
recurrir ni a dónde ir y con su autoestima completamente destrozada no
encuentra otra solución a su problema más que la muerte.
En el caso de la vida real, las
mujeres que regresan con los hombres que las maltratan, aun en nuestros tiempos
se ven exactamente en el caso de Amelia: su familia las presiona para que
salven lo que llaman “el hogar de sus hijos”, les llaman egoístas si se van y
les niegan el apoyo económico o moral que requieren para salir de sus problemas.
Cuando los Centros de Justicia para la mujer las empoderan y las dejan ir para
que hagan sus vidas, se encuentran con que el hombre las busca y las acosa para
que regresen, muchas veces llegan a amenazarlas si no lo hacen. Por otra parte,
la vida solas frente a una sociedad abusiva para con las mujeres que ven sin “un
respeto” (como llama la sociedad a la presencia de un hombre en la casa) no les
es para nada fácil, se tienen que enfrentar al acoso de otros hombres que creen
tener derecho a ofrecerles satisfacción sexual, dicen querer ser amigos y
ayudar, pero, en realidad, solo se acercan para ver qué sacan. Los hijos, por
su parte, sufren de verdad por la falta de su padre, porque lo quieren,
necesitan de su apoyo o los otros niños les hacen ver que no tienen padre. La
mujer debe enfrentar acoso sexual también en los trabajos, pocas ganancias y,
por si fuera poco, tampoco se sienten bien solas, porque se les cargan las
obligaciones, sienten necesidad de un verdadero apoyo y las torturan las necesidades
afectivas y sexuales. Así que muchas, sintiendo no lo duro, sino lo macizo de
la cruda sociedad, conciben la idea de que al regresar a su casa por lo menos
tendrán comodidades y todos esos problemas solucionados, su súperyo, al querer protegerse
del desamparo, las lleva a ellos, concibiendo la idea falsa de que van a
cambiar por amor o, que si ellos no cambian, podrán sobrellevar la situación al
menos para no enfrentar la miseria y la soledad. Desgraciadamente, muchas de
esas mujeres con problemas graves de violencia por parte de su pareja terminan muy mal.
Por todo lo anterior consideramos
que en una educación integral que también contempla una educación para el amor,
es necesario atender a lo que apunta Pablo Latapí. Él considera que para que
haya una educación de calidad que pueda generar un cambio en la sociedad, se
debe atender a cuatro rasgos: Carácter,
inteligencia, sentimientos y libertad. El carácter lo define como la
congruencia entre el pensar y el actuar, se fortalece cuando se logra tener
convicciones claras y firmes con un sentido de finalidad. En cuanto a la
educación, la define como el concepto que lleva a la autorrealización, la disciplina y a
tener un temperamento asertivo. Mientras tanto, la inteligencia no solo se
refiere a sacar las mejores notas, sino que se refiere aplicar los
conocimientos adquiridos en la
vida cotidiana y
el desarrollo de
destrezas: “aprender a aprender” y “aprender a pensar”. Dice que se debe
tener un acervo de conocimientos especializados para poder sobrevivir en el mundo
laboral y desempeñarse en trabajos productivos. Por otra parte, pide que se
atiendan los sentimientos, pues son un campo muy importante en la educación,
invaden los territorios de la inteligencia y se debe tener muy en cuenta “la
inteligencia emocional”, puesto que además del raciocinio tenemos la capacidad
de reaccionar a las desgracias y de sentir compasión. “Una educación que
ignora la compasión
será siempre terrible:
producirá gente insensible al
dolor y por lo mismo prepotente.” Y, por último, menciona que es importante
educar para la libertad. Latapí se refiere a una a propiciar en la gente una libertad
responsable. La educación hace bastante énfasis en los valores éticos y juicios
morales, pero no atiende la relación del valor-juicio-deseo, esto quiere decir
que debe de haber un balance en consideración de lo que deseamos hacer y
nuestros juicios morales, para poder así disfrutar nuestro libre albedrío de
manera responsable. Una buena educación enseña a que todas las personas y,
sobre todo, las mujeres, vayan por la mejora, para que pugnen siempre por
aproximarse a tener una vida con calidad que enaltezca y dignifique su persona
y su alegría de vivir.
DESDE EL PUNTO DE VISTA LITERARIO
Desde el punto de vista
literario, José de la Colina y Juan García Ponce, en sus cuentos, hacen una mezcla de motivos
existenciales, espirituales y psicológicos acerca del amor.
En el primer cuento, al principio, el periodista no
comprende su existencia. No le gusta la forma en la que se está transformando
el mundo, no le gusta cómo es. Desprecia lo que ama hacer por no ser como
él quería. Crea una historia pura de un
suceso trágico, porque eso es lo que necesita. Una vez terminada la historia en
su cerebro, una vez que se convenció a sí mismo de que el amor hace que los
errores humanos valgan la pena, se ilumina todo y encuentra que eso puede darle
sentido hasta a la irracionalidad, por ello encuentra la calma. Se sentía tan
enojado con el mundo, que volteó las cosas a favor de los amantes y, una vez
aceptado el amor, que se explica él a través de los poemas, puede “seguir su
vida retomando la tranquilidad”. Al final, invita al fotógrafo una cerveza más, (aunque con el alcohol se debe tener cuidado y no beberlo en demasía) con ella se hace referencia al alcohol y, a través de este, al calor, el furor
y la euforia que sentimos cuando nos entra en la sangre, cuando nos relaja en las
circunstancias difíciles, por eso, es una metáfora afortunada de que, en la
confusión emocional, debemos rescatar la alegría de vivir que nos invita
siempre a seguir en la lucha.
Con sus personajes de Amor condusse noi, el autor muestra
literariamente que los seres humanos tienen un grado de fantasía con el cual
revisten las cosas a favor de lo que, muy en el fondo, desean hacer, y terminan
por engañarse a sí mismos, ya sea con palabras que construyen un discurso para
justificar sus acciones o bien, cometiendo actos que no saben exactamente a qué
obedecen. Después, no se sienten bien consigo mismos y cometen más errores,
porque la mayoría de los actos en la
inmediatez son así, carentes de fondo analítico, despreocupados, caprichosos e,
incluso, algunos son hasta malsanos, por una carencia espiritual que permite el aburrimiento o el hastío. Lo mismo sucede en Amelia. Los dos cuentos nos hacen reflexionar en que la gente tiene una riqueza espiritual inmensa, pero que, en ausencia de principios, es proclive
a hacer cosas malas por el simple hecho de que su naturaleza primigenia tiene ambos instintos,
el sublime y el perverso; y en ambos puede hallarse a gusto y en ambos puede regodearse atendiendo
a su voluntad, de manera un tanto inconsciente, si está rebajado a vivir como un animal; pero que el pensamiento elevado y la dirección del sentimiento son capaces de refrenar el instinto para que la vida adquiera valor y dignidad.
En consideración a estas
contradicciones tan humanas, la literatura tiene ambas expresiones extremas y
José las muestra, una, a través de la alusión a los textos místicos, que son la
manifestación espiritual más sublime del amor que se ha dado en la historia literaria; y
la otra, a través de la alusión a los textos de Baudelaire, que expresan la forma de profanar el amor a través de la
repugnancia y la bajeza que puede encontrar un placer enfermo o mediante el alardeo de una percepción en la que una despreciable condición humana sumerge la vida en la miseria.
Los autores de la literatura que
cita José de la Colina, su propio cuento y el cuento de Ponce sí nos ayudaron a identificar lo que llamamos “el
malestar del hombre”, que se acusa en México desde los años sesentas; dicho malestar consiste en una suerte de crisis existencial en la
que el varón se pregunta quién es y qué es lo que desea hacer en contra de lo que debe
hacer, ya sea mirando a Dios de soslayo o ignorándolo por completo, pero,
definitivamente, entregando sus actos a una respuesta en contra de todo lo
establecido por las normas sociales o negándose por completo a
participar en todo aquello que les signifique responder a un compromiso.
De cualquier forma, lo que la
literatura, que es la memoria del sentimiento humano, nos dijo acerca del
problema real de que las mujeres regresen con el hombre que las maltrata fue una
respuesta que define las emociones en su naturaleza inevitable, por lo que nos
aclara que el problema no está en atenderlas solamente a ellas ni en tratar de separarlas
de sus afectos, y, mucho menos en separar a los hijos de su padre, sino en prestar
atención especializada a los hombres y que el Estado promueva instituciones que
les brinden educación espiritual y programas de apoyo para concientizarlos de sus actos y tratar de
reinsertarlos a una vida sana en la que respeten su vínculo con la mujer y sus
hijos por su propia convicción, logrando con ello que asuman su carácter
indispensable como generadores del amor y protectores del mismo, tanto en su
relación de pareja, como en la vida social, pues su actitud al margen del
respeto al sentimiento está ocasionando un problema de daño antisocial que
propicia la falta de seguridad en la vida pública y hasta en los hogares. El hombre es un ser
lastimado y confundido, debe dársele su importancia en la vida social de la
manera actual, como pareja que comparta autoridad y tareas con su mujer, pero de ninguna manera debe dejársele solo y marginado como si no tuviera remedio, pues los hombres solos tampoco están bien; son seres humanos con
sentimientos y también pueden aprender para poder gozar de una estabilidad
emocional sin perder a quienes aman. Dejar de lastimar a su mujer y a sus hijos
es solo cosa de lograr que los hombres reaprendan la importancia de poder
autorregular su conducta en función de ser buenos compañeros, buenos padres y
buenos amantes. Dejar de lastimar a las mujeres, es solo cuestión de que recuerden que un verdadero hombre es un vigilante del amor de Dios, y no una bestia.
Es imprescindible que la gente con vida política, como funcionarios, autoridades, diputados, senadores y el mismo gobierno comprenda que "el buen juez, por su casa empieza". Es verdad que el tener problemas económicos o malos ejemplos por parte de las autoridades no justifica que los actos de una persona lleguen a la criminalidad, pues la decisión de asumir la crueldad es individual, como individual es la fuerza del alma que corresponde a Dios y salva su calidad humana; no obstante, el Estado le debe a la nación mexicana el vigilar la ética en el gobierno, el dar un EJEMPLO de verdadera justicia y respeto a la ley, y, sobre todo, el permitir una adecuada movilidad social creando formas de desarrollo que permitan a la gente satisfacer sus necesidades básicas y tener, por lo menos, algo para no hundirse en la desesperación, la frustración y el disgusto exacerbado, pues esa situación emocional, prolongada por algún tiempo en las personas, puede convertirse en una bomba de tiempo y llegar a molestar tanto, que algún individuo débil no resista la presión y cause estropicios a quienes lo rodean y a su propia vida, motivando con ello más descomposición social.
La avalancha puede ser espantosa si no se revierten los daños morales causados por el egoísmo capitalista, pues el verdadero capitalismo tenía sus reglas, pero se perdieron. Todo empezó cuando, en el pasado, algunos vivales buscaron, a través de trampas y argucias mal habidas, la competitividad requerida para obtener los privilegios sociales y materiales en el medio económico, pero eso, a la larga, generó un alto costo vital, ya que la gente asumió como natural la idea de que quien menos observe el respeto a los valores humanos en función de lograr lo que pretende es el más fuerte, el más listo y el más exitoso, incluso, digno de admiración por ser "el bueno para los negocios", "el inteligente", "el poderoso", cuando no es más que un miserable que pervierte la vida moral, la seguridad ecológica y la dignidad humana. El resultado es que, si observamos la teoría de la selección natural de las especies, de Charles Darwin, podremos concluir que, al haber pervertido los medios para alcanzar los fines, se revirtió el ambiente humano y la moral, la vida social se corrompió y, ahora, se asume, con cierta obviedad malsana, que el peor de los hombres es "el mejor". Craso error, la inmundicia, la lacra moral también se heredan y la saludable posibilidad de vivir en función del amor, que es la verdadera fuerza social reguladora de la armonía y la funcionalidad, se ignora por completo y hasta se ha llegado a considerar "estúpida o débil". Es por todo esto que el gobierno mexicano debe recapacitar; si continuamos por este camino, las consecuencias serán funestas. "La vida eterna", que no es otra más que la subsistencia del planeta, de los animales y del mismo hombre está en juego. EL AMOR SOCIAL es el más importante que existe entre los hombres y es preciso que se recupere de manera drástica, de otra manera, la extinción de la vida humana es segura, no sin vivir antes el dolor de la carnicería más grande que se haya podido imaginar.
Por último, cuando el comentario sobre los cuentos leídos nos llevó a preguntar a los alumnos las causas que motivan la violencia de los hombres hacia sus mujeres, mencionaron, aparte de la injusticia económica y legal explicada con anterioridad, dos aspectos que, según ellos, es necesario revisar con profundidad:
1. El miedo que los hombres experimentan cuando sus mujeres acceden a un ámbito de desarrollo personal y se preparan para la vida, pues el éxito que ellas puedan tener por sí mismas motiva en los hombres unos celos terribles, los hace resistirse al cambio de dinámica y no quieren que sus mujeres se arreglen ni permitir que presten atención o amor a otra cosa que no sean ellos. Desean controlarlas en todo y, lo más terrible, sienten que las perderán, porque su trabajo les hará conocer a hombres mejores, o que les podrá abrir puertas por donde ellas escapen hacia una vida mejor. El miedo, la espantosa angustia de perder a sus mujeres y la inseguridad en sí mismos aumenta en los hombres conforme ellas avanzan en su crecimiento personal, los convierte en seres agresivos y, cuando pelean por detenerlas a través de la violencia, finalmente consiguen lo que tanto temían: el fracaso. Se quedan solos, porque ellas aprenden a tenerles miedo, y, en vez de amarlos, detestan la violencia que significa su presencia, pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Cuántas veces serán capaces de regresar con ellos? ¿Lograrán, finalmente, deshacerse de la presión social o decidirse a perder al hombre que tanto han amado? ¿Cuántas de ellas lograrán salir del círculo de la violencia? Y, lo más importante, ¿cuántos de ellos lograrán vencer su miedo para aprender a valorarse a sí mismos y aprender a amar a sus mujeres a través del apoyo y la comprensión que ellas necesitan? Los hombres están en ese camino, el de asumir que solamente se ama respetando la libertad del ser amado; el de entender y aceptar que hablar en pareja y llegar a acuerdos les permitirá conversar sanamente, fomentar el amor entre ambos y tomar, entre los dos, las decisiones que sean precisas para el bienestar común y el de sus hijos. Aprender a ceder es importante, porque ceder no significa perder poder o dejar de ser una autoridad; hacer consideraciones y adecuarse en algunos asuntos en los que se precisa no es de "mandilones", sino de hombres fuertes y alegres que miran por la seguridad de su hogar y la estabilidad de su amor. El macho alfa, entre los leones, cuida a los cachorros mientras la leona caza, porque es su prioridad cuidar la seguridad de la manada. Los hombres fuertes, sin necesidad de desatender su trabajo y su propio desarrollo, hacen exactamente lo mismo y, pésele a quien le pese, logran mantener la felicidad en su hogar y la seguridad de sus hijos cuando luchan por hacer una familia fuerte en donde todos se apoyen y crezcan al parejo.
2. El tipo de vínculo con la madre. Uno de los alumnos del grupo 412,
mientras profundizábamos en todo lo dicho, señaló este asunto como un catalizador del problema en la conducta de los hombres que agreden a sus
mujeres. Debido a su comentario, concluimos que es imprescindible atender
psicológicamente el tipo de vínculo que los hombres agresores mantienen con sus madres, pues muchas mujeres, sin darse cuenta, pueden estar propiciando un desajuste social a través de conductas inadecuadas y causar consecuencias a sus hijos que ellas mismas no desean.
Es imprescindible que la gente con vida política, como funcionarios, autoridades, diputados, senadores y el mismo gobierno comprenda que "el buen juez, por su casa empieza". Es verdad que el tener problemas económicos o malos ejemplos por parte de las autoridades no justifica que los actos de una persona lleguen a la criminalidad, pues la decisión de asumir la crueldad es individual, como individual es la fuerza del alma que corresponde a Dios y salva su calidad humana; no obstante, el Estado le debe a la nación mexicana el vigilar la ética en el gobierno, el dar un EJEMPLO de verdadera justicia y respeto a la ley, y, sobre todo, el permitir una adecuada movilidad social creando formas de desarrollo que permitan a la gente satisfacer sus necesidades básicas y tener, por lo menos, algo para no hundirse en la desesperación, la frustración y el disgusto exacerbado, pues esa situación emocional, prolongada por algún tiempo en las personas, puede convertirse en una bomba de tiempo y llegar a molestar tanto, que algún individuo débil no resista la presión y cause estropicios a quienes lo rodean y a su propia vida, motivando con ello más descomposición social.
La avalancha puede ser espantosa si no se revierten los daños morales causados por el egoísmo capitalista, pues el verdadero capitalismo tenía sus reglas, pero se perdieron. Todo empezó cuando, en el pasado, algunos vivales buscaron, a través de trampas y argucias mal habidas, la competitividad requerida para obtener los privilegios sociales y materiales en el medio económico, pero eso, a la larga, generó un alto costo vital, ya que la gente asumió como natural la idea de que quien menos observe el respeto a los valores humanos en función de lograr lo que pretende es el más fuerte, el más listo y el más exitoso, incluso, digno de admiración por ser "el bueno para los negocios", "el inteligente", "el poderoso", cuando no es más que un miserable que pervierte la vida moral, la seguridad ecológica y la dignidad humana. El resultado es que, si observamos la teoría de la selección natural de las especies, de Charles Darwin, podremos concluir que, al haber pervertido los medios para alcanzar los fines, se revirtió el ambiente humano y la moral, la vida social se corrompió y, ahora, se asume, con cierta obviedad malsana, que el peor de los hombres es "el mejor". Craso error, la inmundicia, la lacra moral también se heredan y la saludable posibilidad de vivir en función del amor, que es la verdadera fuerza social reguladora de la armonía y la funcionalidad, se ignora por completo y hasta se ha llegado a considerar "estúpida o débil". Es por todo esto que el gobierno mexicano debe recapacitar; si continuamos por este camino, las consecuencias serán funestas. "La vida eterna", que no es otra más que la subsistencia del planeta, de los animales y del mismo hombre está en juego. EL AMOR SOCIAL es el más importante que existe entre los hombres y es preciso que se recupere de manera drástica, de otra manera, la extinción de la vida humana es segura, no sin vivir antes el dolor de la carnicería más grande que se haya podido imaginar.
Por último, cuando el comentario sobre los cuentos leídos nos llevó a preguntar a los alumnos las causas que motivan la violencia de los hombres hacia sus mujeres, mencionaron, aparte de la injusticia económica y legal explicada con anterioridad, dos aspectos que, según ellos, es necesario revisar con profundidad:
1. El miedo que los hombres experimentan cuando sus mujeres acceden a un ámbito de desarrollo personal y se preparan para la vida, pues el éxito que ellas puedan tener por sí mismas motiva en los hombres unos celos terribles, los hace resistirse al cambio de dinámica y no quieren que sus mujeres se arreglen ni permitir que presten atención o amor a otra cosa que no sean ellos. Desean controlarlas en todo y, lo más terrible, sienten que las perderán, porque su trabajo les hará conocer a hombres mejores, o que les podrá abrir puertas por donde ellas escapen hacia una vida mejor. El miedo, la espantosa angustia de perder a sus mujeres y la inseguridad en sí mismos aumenta en los hombres conforme ellas avanzan en su crecimiento personal, los convierte en seres agresivos y, cuando pelean por detenerlas a través de la violencia, finalmente consiguen lo que tanto temían: el fracaso. Se quedan solos, porque ellas aprenden a tenerles miedo, y, en vez de amarlos, detestan la violencia que significa su presencia, pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Cuántas veces serán capaces de regresar con ellos? ¿Lograrán, finalmente, deshacerse de la presión social o decidirse a perder al hombre que tanto han amado? ¿Cuántas de ellas lograrán salir del círculo de la violencia? Y, lo más importante, ¿cuántos de ellos lograrán vencer su miedo para aprender a valorarse a sí mismos y aprender a amar a sus mujeres a través del apoyo y la comprensión que ellas necesitan? Los hombres están en ese camino, el de asumir que solamente se ama respetando la libertad del ser amado; el de entender y aceptar que hablar en pareja y llegar a acuerdos les permitirá conversar sanamente, fomentar el amor entre ambos y tomar, entre los dos, las decisiones que sean precisas para el bienestar común y el de sus hijos. Aprender a ceder es importante, porque ceder no significa perder poder o dejar de ser una autoridad; hacer consideraciones y adecuarse en algunos asuntos en los que se precisa no es de "mandilones", sino de hombres fuertes y alegres que miran por la seguridad de su hogar y la estabilidad de su amor. El macho alfa, entre los leones, cuida a los cachorros mientras la leona caza, porque es su prioridad cuidar la seguridad de la manada. Los hombres fuertes, sin necesidad de desatender su trabajo y su propio desarrollo, hacen exactamente lo mismo y, pésele a quien le pese, logran mantener la felicidad en su hogar y la seguridad de sus hijos cuando luchan por hacer una familia fuerte en donde todos se apoyen y crezcan al parejo.
ASPECTO FILOSÓFICO
En cuanto a la concepción global
del amor, desde el punto de vista filosófico, tenemos que entender que el amor
no sólo es una afectividad corporal, porque si el amor está orientado
únicamente a la corporalidad, es limitado y reducido a lo que el cuerpo pueda
ofrecer, y cuando la gente se aburre del cuerpo, la persona empieza a
corromperse, se ve tentada a errar, desde la infidelidad o la separación
amorosa. Por otro lado, si la afectividad está orientada también desde lo
emocional y espiritual, el amor es verdadero e imposible de corromper. Entonces
el amor de pareja, las relaciones entre países y naturaleza deben estar
enfocadas en el amor y el goce sin abusos para buscar el bien colectivo.
Si se educa para el amor social e
individual, se logrará mejorar la vida en sociedad, pues el amor es la fuerza
mayor que mueve la vida, por lo que se puede hacer cualquier sacrificio por él.
Eso no quiere decir que este sentimiento extremo únicamente nos ofrezca mieles,
puesto que con su intensidad natural provoca siempre sentimientos de dolor, no
obstante, estos y los conflictos son necesarios para arreglar los problemas que
surjan, para madurar el sentimiento y estabilizar las relaciones humanas.
Como decía Platón, el amor está
entre lo bello y lo feo, es un espíritu intermedio entre la divinidad y el
hombre. Al no tener belleza, la busca, y la belleza es considerada así por ser
buena para asegurar la vida; por eso solo hay amor de lo bello; nadie quiere
algo que no es bueno para la vida.
Es lo bello y lo bueno, tanto
físicamente, como socialmente, lo que debe heredarse para asegurar la
subsistencia de la especie y la calidad de los hombres que continuarán la
existencia. Por eso, el amor busca sabiduría y belleza; porque está falto de
ellas, las necesita para consolidar la calidad de la subsistencia.
Al ser el amor carente de lo
bello requiere siempre de un balance, algo que lo autorregule y lo dirija hacia
la vida: la educación. El amor debe estar conducido por la afectividad corporal
y la afectividad a través del alma, porque
no solo hay belleza física (que debe entenderse como la salud del cuerpo), sino
también hay belleza del alma. Esta debe privilegiarse, por ser precisamente la
vía para hacer del amor una cualidad noble y generosa que beneficie a todas las
personas a través de sus virtudes.
Por otra parte, Platón nos recuerda
que hay personas que entregan su amor no a una pareja, sino a un arte o a
alguna ciencia, logrando con ello que la plenitud de su alma brinde frutos a la
humanidad. Y, por su parte, el amor social es el más importante y grande, pues
implica que el hombre se entregue al gobierno de los hombres, para conducirlos
con sabiduría y justicia hacia una vida social armónica y funcional.
Por último, se debe enfatizar el
amor del niño, pues es el más perfecto que existe, por cuanto significa la
entrega incondicional, el calor de la ternura, la belleza, la bondad, la pureza, la inocencia, la
alegría, el perdón y la renovación natural de todo en el mundo. Es la
perfección del amor vital y el que podría, en la actualidad, devolvernos la
confianza en la gente y, con ello, la esperanza de recuperar la salud social y
la alegría de vivir en su expresión más sana.
Cerramos con esto nuestro ideario, porque los problemas mencionados en los dos cuentos, como el problema real de las mujeres que regresan con los hombres que las maltratan, y aún el problema de esos hombres que maltratan, dejarían de existir en el momento en que todos tuvieran claro que el amor implica el respeto hacia la vida espiritual, hacia las reglas sociales y hacia todas las personas; que el amor únicamente se hace pleno cuando se vigila que el sentimiento dignifique nuestro trato; que el amor, definido sobre la base de preceptos sabios y universales, es lo único en el mundo que puede devolvernos la estabilidad individual y la felicidad social. Por eso, me atrevo a decir que, hoy por hoy, la definición de un HOMBRE VALIOSO radica en ser respetuoso del sentimiento que engendra, protector del mismo, formal, responsable, digno de confianza y serio. Y la definición de una MUJER VALIOSA es exactamente la misma.
PORQUE LA PALABRA SUSTENTA LA
REALIDAD, HAGAMOS DE NUESTRAS IDEAS LAS PALABRAS DE AMOR MÁS EFICACES;
EDUQUEMOS AL MUNDO PARA QUE VIVA EL AMOR CON DIGNIDAD.
Con el gusto de siempre y para
todos ustedes, una mujer a la que no pueden pedirle perfección, porque también
está en la lucha por mejorar, siempre por mejorar; unos jóvenes despiertos que
siempre están listos para hacer realidad las locuras didácticas de su maestra;
y algunos adultos involucrados en la tarea, para cerciorarse de que todo
resultara a pedir de boca.
Muchas gracias a todos.
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