LA INVITACIÓN AL VIAJE
Mi niña, mi hermana,
¡piensa en la dulzura
de vivir allá juntos!
Amar libremente.
¡Amar y morir
en el país que a ti se parece!
Los soles llorosos
de esos cielos encapotados
para mi espíritu tienen la seducción
tan misteriosa
de tus traicioneros ojos,
brillando a través de sus lágrimas.
Allá, todo es orden y belleza,
lujo, calma y voluptuosidad.
Muebles relucientes
pulidos por los años
decorarían nuestra alcoba;
las más raras flores
mezclando sus olores
al vago aroma del ámbar;
los ricos artesonados,
los espejos profundos,
el esplendor oriental.
Todo allí hablaría
al alma en secreto
su dulce lengua natal.
Allá, todo es orden y belleza,
lujo, calma y voluptuosidad.
Mira en esos canales
dormir los barcos
cuyo humor es vagabundo;
es para saciar
tu menor deseo
que vienen desde el cabo del mundo.
—Los soles en el ocaso
recubren los campos,
los canales, la ciudad entera,
de jacinto y de oro;
el mundo se adormece
en una cálida luz.
Allá, todo es orden y belleza,
lujo, calma y voluptuosidad.
Charles Baudelaire
Las flores del mal
Comentario: Parece ser un bello poema en el cual un hombre está invitando a una mujer, a la que llama "su niña, su hermana", a realizar un viaje hermoso a través del amor, pero, en el fondo, la amarga visión de Baudelaire sugiere las siguientes preguntas: ¿Qué tanto el amor que establece un hombre adulto con una niña es realmente amor? ¿Será, acaso, que encuentra en la edad de ella ciertas ventajas que pueden hacerle disfrutar varios tipos de goce singular a él y solo a él? ¿Se le puede llamar amor a una relación en la que uno de los integrantes no respeta la libertad del otro? ¿Qué tanto se le puede llamar amor a un sentimiento que no respeta la ley, el bienestar o el goce de una persona? ¿Se le puede llamar amor a la falta de respeto?
Cuando te invite un hombre a un viaje de amor, ¿cuáles serán los demonios que los acompañen en ese recorrido?
Oralia Meléndez
Cuando te invite un hombre a un viaje de amor, ¿cuáles serán los demonios que los acompañen en ese recorrido?
Oralia Meléndez
L'invitation au voyage
Mon enfant, ma soeur,
Songe à la douceur
D'aller là-bas vivre ensemble!
Aimer à loisir,
Aimer et mourir
Au pays qui te ressemble!
Les soleils mouillés
De ces ciels brouillés
Pour mon esprit ont les charmes
Si mystérieux
De tes traîtres yeux,
Brillant à travers leurs larmes.
Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.
Des meubles luisants,
Polis par les ans,
Décoreraient notre chambre;
Les plus rares fleurs
Mêlant leurs odeurs
Aux vagues senteurs de l'ambre,
Les riches plafonds,
Les miroirs profonds,
La splendeur orientale,
Tout y parlerait
À l'âme en secret
Sa douce langue natale.
Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.
Vois sur ces canaux
Dormir ces vaisseaux
Dont l'humeur est vagabonde;
C'est pour assouvir
Ton moindre désir
Qu'ils viennent du bout du monde.
— Les soleils couchants
Revêtent les champs,
Les canaux, la ville entière,
D'hyacinthe et d'or;
Le monde s'endort
Dans une chaude lumière.
Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.
— Charles Baudelaire
ResponderEliminarEl amor no tiene fronteras,
no obstante, detrás
de su apariencia
encapotada
sonríe
ölüm.
Oralia Meléndez